El campo principal de las estadísticas del trabajo se
refiere a la medición de la población económicamente activa, en particular del
empleo y el desempleo. Estos datos generalmente se recaban en una
"encuesta de población activa" (EPA). Una de las críticas de la EPA
es que incluye sólo a aquellas personas definidas como "en la fuerza de
trabajo", lo que significa que son empleadas por un mínimo de 1 hora por
semana, o bien, si están desempleadas, están buscando trabajo activamente.
Aquellas que están desempleadas pero que no buscan trabajo
activamente no se registran como desempleadas ni como parte de la fuerza de
trabajo. Sin embargo, las preguntas complementarias en la EPA puede identificar
a aquellas personas que están subempleadas (es decir, actualmente empleadas
pero quisieran trabajar más horas) o que son "trabajadores
desalentados" (es decir que están dispuestas a trabajar pero no buscan
activamente trabajo porque creen que no pueden obtener un empleo).
Las estadísticas de la población económicamente activa, del
empleo, del desempleo y del subempleo sirven para una gran variedad de
propósitos. Proporcionan medidas de la oferta de mano de obra, de los insumos
de trabajo y de la estructura del empleo, y la medida en la que se utilizan el
tiempo de trabajo y los recursos humanos disponibles. Esa información es
esencial para la planificación del desarrollo macro-económico y de los recursos
humanos y para la formulación de políticas.
Cuando se los recaba en diferentes puntos en el tiempo, esos
datos constituyen la base para vigilar las tendencias actuales y los cambios en
el mercado laboral y la situación de empleo, los cuales pueden analizarse en
relación con otros fenómenos económicos y sociales a fin de evaluar las
políticas macro-económicas. La tasa de desempleo, en particular, se utiliza
ampliamente como un indicador global del desempeño actual de la economía de una
nación.
Las estadísticas de la población económicamente activa y del
empleo, el desempleo y el subempleo son también una base esencial para el diseño
y la evaluación de los programas del gobierno orientados a la creación de
empleos, a la capacitación profesional, al mantenimiento de los ingresos, a la
reducción de la pobreza y a objetivos similares. La medición de las relaciones
entre el empleo, los ingresos y otras características socioeconómicas
proporciona información sobre la idoneidad del empleo de los distintos
subgrupos de la población, la capacidad de generación de ingresos de los
diferentes tipos de actividades económicas, y el número y las características
de las personas incapaces de asegurar su bienestar económico sobre la base de
las oportunidades de empleo disponibles para ellas.
Se requiere de información sobre el empleo y los ingresos,
desglosada por ramas de actividad económica, ocupaciones y características
socio-demográficas, para la negociación colectiva, para la evaluación de los
efectos de las políticas de reducción de la pobreza sobre los diferentes
subgrupos de la población, y para el análisis de las desigualdades étnicas, de
género o de edad en las oportunidades de trabajo y en la participación y sus
cambios con el tiempo.
Otro campo de las estadísticas laborales supone medir
detalles acerca de las indemnizaciones de los trabajadores mediante una
encuesta de costos laborales. El costo laboral se define como sigue en la
Resolución sobre estadísticas sobre el costo de la mano de obra adoptada por la
XI Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (Ginebra, 1966):
Para los efectos de las ESTADÍSTICAS DEL COSTO LABORAL, el costo
laboral es el costo en que incurre el empleador por la utilización de mano de
obra.
El concepto estadístico de costo laboral comprende la
remuneración por el trabajo realizado, los pagos por concepto de tiempo pagado
pero no trabajado, primas y gratificaciones, el costo de los alimentos, bebidas
y otros pagos en especie, el costo de la vivienda de los trabajadores sufragado
por los empleadores, las gastos de los empleadores en seguridad social, el
costo sufragado por el empleador por concepto de capacitación profesional, los
servicios de bienestar social y conceptos diversos, tales como el transporte de
los trabajadores, ropa de trabajo y contratación, junto con los impuestos considerados
como costos laborales.
La remuneración de los asalariados tal como se define en el
SCN 1968 comprende todos los pagos por parte de los productores por concepto de
sueldos y salarios de sus empleados, tanto en especie como en efectivo, y de
las contribuciones correspondientes a la seguridad social y pensiones privadas,
seguro de accidentes, seguro de vida y planes similares para sus empleados. El
SCN 1993 extendió el costo laboral para abarcar también una serie de servicios
de bienestar social, como instalaciones deportivas, recreativas y vacacionales,
etc. , y otros conceptos diversos (p. ej. la ropa de trabajo que los empleados
eligen usar con frecuencia fuera del lugar de trabajo lo mismo que en el
trabajo, el transporte hacia y desde el trabajo, el estacionamiento para su
automóvil). Así, el costo laboral y la remuneración de los asalariados se han
convertido en conceptos estrechamente relacionados.
Por diversas razones, las definiciones nacionales del costo
laboral y la remuneración de los empleados a menudo difieren de las
definiciones internacionales estándar recomendadas. En algunos países, algunos
de los elementos del costo laboral (por ejemplo, el costo total o una parte del
costo de la seguridad social y de la formación profesional) no son imputables a
los empleadores, sino que representan gastos sufragados por el Estado por
razones sociales o de otra índole. No obstante, por regla general el Estado
contribuye junto con el empleador y el empleado a financiar los planes de
seguridad social relacionados con los salarios, si bien la medida de la
participación del Estado, de los empleadores y del empleado varía de un país a
otro.
Los impuestos de carácter social pagados por los empleadores
se contabilizan en algunos países como costos laborales, especialmente los
impuestos de nómina o los impuestos laborales. Los conceptos nacionales del
costo laboral también pueden diferir como resultado de las variaciones en las
prácticas nacionales con respecto a las pensiones, los planes de seguro de
salud o de vida, etc., así como de los impuestos y las subvenciones relacionadas
con el empleo.
Algunas de las diferencias en los costos pueden explicarse
por el hecho de que en algunos países ciertos costos sociales son financiados
mediante los impuestos generales y por lo tanto están excluidos del costo
laboral, mientras que en otros son financiados por contribuciones directas por
parte de los empleadores.
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